Una preboda muy vintage

  • No era un viernes cualquier, era EL VIERNES, ese que tantos días, incluso meses, habían esperado Arancha y Abel para juntar a sus amigos y familiares, era su PREBODA….Ya sé que alguno estará pensando  “un invento más que alguien se ha sacado de la manga”.

    Pues no, no señores, las prebodas se celebran desde hace muchos, muchos años, lo que pasa que ahora se han “institucionalizado” o puesto nombre, o como quieran ustedes llamarlo.

    Porque el día de antes había que ir a limpiar el lugar de la ceremonia, quedar con los que venían de fuera (que encima no lo hacían todos a la misma hora, con la pérdida de tiempo que eso supone para dar los últimos toques y retoques), ir a por el vestido y algún olvido de última hora,…que siempre los hay.

    Ahora eso lo hacen los novios, los familiares más cercanos o sus “wedding planner”, y cuando ya están todos, se juntan a tomar unos botijos de Mahou; sí, sí, esos de toda la vida…que por cierto ahora están de moda. De esta forma todos se conocen antes  del Día D y ya no pasan los apuros de pensar “¿con quién me habrán puesto en la mesa?”

    Arancha y Abel no dejaron nada al azar. Desde el sitio elegido, el Palacio de Monjaraz, hasta la decoración y las viandas, eran todas  muy vintage, vamos, de la época en la que ellos eran niños

    La máquinas de petacos y el futbolín no sólo sirvieron para adornar las mesas sino que también sacaron más de una anécdota entre los asistentes: que si no vale dar vueltas a los jugadores, que sí yo era el mejor de barrio con los petacos, que si el niño se pasaba horas y horas en los recreativos…así todos distraídos.

    Y entre los platos que elegimos no podían faltar las croquetas…como las de mama, pero para que no discutieran antes de la boda las hicimos nosotros, no sea que empezaran con eso de “mi madre las hace mejor”.

    Entre los postres otro guiño a la infancia las “galletas María”, esas que nos comíamos a puñados para desayunar, merendar y cenar (estas últimas a escondidas, sino queríamos ganarnos la bronca).

    Desde Soul Kitchen nos sentimos encantados de haber compartido con Arancha y Abel estas horas antes de darse el sí quiero. 

Imágenes

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