La familia y una más

  • A veces las historias de amor se terminan de “cocer” en un bar, y en Soul Kitchen tenemos una de las historias más bonitas que os podáis imaginar. Hemos sido testigos de excepción de la pedida, la preboda y la boda de L&L….y lo que nos queda, porque celebraremos muchas más cosas con ellos, seguro.

    La boda de Luiscar y Laura tuvo muchos pequeños detalles que los asistente no olvidarán, ya que los novios se encargaron de prepararlo todo, hasta el más mínimo detalle, para recordarles uno a uno porque eran especiales para ellos.

    Su historia no es de esas empalagosas y cursis, no va con ellos. Laura reconoce que él no se había fijado en ella, aunque conocía a varias de sus amigas, pero “me emperré”…, y han estado once años de novios.  

    Pasaron cuatro años y él le confesó a ella que si un día se casaban, o “era en la Catedral o no lo haría”…y este verano la Catedral de El Salvador de Ávila fue testigo de su unión.

    Pero hasta llegar ahí…desde Soul Kitchen fuimos testigos de varios momentos de cuento….

    Pedida

    L&L cumplían su décimo aniversario de novios y no encontraban un hueco para poder celebrarlo, ya que Luiscar estaba inmerso en la realización de un concierto de Campanas, pero le tenía una gran sorpresa a Laura. La cual organizó otra por su parte, ya que no sabía cómo decirle que quería casarse ya.

    Quedaron a cenar en Soul Kitchen; “como todos los días”, pensó ella…pero lo teníamos todo preparado: rinconcito romántico con biombo, luces bajitas y de repente llegó el postre, con petición y anillo incluido, mientras sonaba Marc Antoni y “Te amaré”…bueno, y una camarera temblorosa que casi no llega, mientras el resto en la barra esperando que dijera que sí y llorando…si es que somos unos románticos.

    Laura por su parte había reservado un torreón con vistas a la Catedral, para decirle que tenían el sitio elegido para el enlace enfrente, aunque no hizo falta la indirecta.

    Preboda

    Los meses pasaron hasta que llegó la preboda…y no podíamos perdérnosla. Así que nos fuimos a preparar con un catering único, porque la ocasión lo merecía, y es que Luiscar fue compañero de trabajo nuestro.

    Era un día para recibir a la familia y a los amigos que venían de fuera, para quitarse los nervios antes del gran día. Y como L&L las cosas las hacen a pares, pues tocó otra vez sorpresa por partida doble: él la rondó con un grupo de dulzaineros, ayudado por sus amigas, y ella le leyó una carta agradeciéndole lo que habían pasado juntos y lo que queda por venir.

    En la preboda estuvieron acompañados por algunas personas que no iban a estar en la boda, y es que los novios no querían una boda con mucha gente, sólo los más allegados. Antes de despedir, que mejor colofón que un espectáculo pirotécnico a cargo del “cuñado”.

    Boda

    Lo malo de determinados acontecimientos son las ausencias, pero si los llevamos en el corazón se nota menos. Una de ellas era el padre de Laura, que murió hace cuatro años; uno de sus hermanos mellizos, con los que se lleva diez años, le hizo la promesa de acompañarle al altar en su representación, y lo hizo muy orgulloso. Por su parte Luiscar lo hizo del brazo de su hermana…pobrecilla, la única mujer en una corte de varones.

    La primera sorpresa llegó con una tarjeta del novio en el ramo de Laura “esto es sólo el principio…”, y aunque se le escapó alguna que otra lágrima el resto del día no pararon de sonreír, reír y disfrutar, porque era lo que querían.

    La novia iba guapísima, no es tópico, y eso que el vestido no era lo que ella iba buscando; pero se lo probó y enseguida supo que era ese, ya que no paró de llorar de la emoción cuando se lo vio puesto.

    No se lo esperaban ninguno de los dos, pero a recogerles fueron con un coche clásico conducido por sus cuñados, muy de gánster, como el traje italiano del novio. Y dentro de la Catedral, otro de los hermanos del novio tocó el órgano acompañado por un cuarteto de cuerda y una soprano.

    La decoración del lugar donde se celebró el convite también fue muy del estilo Soul, con palet, flores y bicicletas.

    Lorena San José, la fotógrafa, realizó unas fotos fantásticas, a pesar de llorar de vez en cuando, al acordarse de su compañero Miguel Sánchez, que iba a ser el encargado de grabar el vídeo de la boda, pero un día después de estar ultimando los detalles con ellos, falleció.

    Entre los invitados vinieron amigos y familiares desde Italia o Canarias, y es que los novios querían que no faltara nadie.

    Laura es la primera de las amigas que se casa, así que el resto le ayudaron a vestirse, participaron en todo desde el principio, etc., aunque no sabemos quién será la próxima en casarse, porque la novia no tiró el ramo.

    La boda terminó tarde, o pronto, según se mire, y aunque el novio no es muy “bailón”, a pesar de gustarle mucho la música, no paró en ningún momento.

    Sólo nos queda decirles que sean felices y que…siga comiendo en Soul Kitchen.

Imágenes

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